Esta relación se enfoca en que el paciente acude a nosotros por ayuda, consejo y sabiduría del terapeuta, poniéndose en sus manos. A veces esto ocasiona que el terapeuta pierda un poco el control y se sienta libre de aplicar cual tratamiento y en ocasiones sin tomar el consentimiento del paciente.  Aquí es donde tenemos que tomar en cuenta la ética profesional y no la confianza que se nos brinda como un poder lo que se debe hacer es en vez de imponer es tratar de ponerse al nivel del paciente tomarlo como si fuera un familiar o amigo y así juntos tomar la desaficionen para un tratamiento adecuado.  
Es útil que el terapeuta  clarifique todas las expectativas del paciente y así las contrate con el mismo exponiendo le si le  parece es razonable o inadecuado. También el terapeuta se pone en la misma onda del paciente a través de la empatia, aceptación y autenticidad explicando la duración del tratamiento, frecuencias de la sesiones  el proceso terapéutica y las fluctuaciones facilitando para llegar a un acuerdo mínimo sobre ese punto creando un equipo de trabajo aplicando al paciente sus tareas en la casa y el consultorio. 

Me parece muy interesante tu opinión, puesto que es un tema al cual nos vemos expuestos en el día a día de nuestro trabajo y ciertamente la preparación debería constituir el primer elemento para la aplicacación de un tratamiento sin usa o hacer mal uso de la confianza de paciente y olvidarnos de nuestra ética, y responsabilidad profesional.
ResponderEliminar